miércoles, 26 de agosto de 2009

Marcvalle, Pucarà y Concepciòn.

GLORIOSA CAMPAÑA DE LA BREÑA

127° Aniversario de las Batallas de
Marcavalle, Pucará y Concepción

El mes de julio nos recuerda todos los años la independencia política del Perú, pero para los pueblos de los departamentos del Centro evoca, también, los momentos culminantes de la Guerra del Pacífico, que propiciaron la huida del implacable ejército chileno de la región central del país, tras los victoriosos combates de Marcavalle, Pucará y Concepción del 9 y 10 de Julio de 1882, durante la Gloriosa Campaña de la Breña, magistralmente conducida por el Héroe de la Resistencia, el entonces General Andrés Avelino Cáceres Dorregaray.
En aquella infausta ocasión el Perú no fue capaz de contener la invasión, debido a que sus gobernantes y clase política dirigente no estuvieron preparados para afrontar una conflagración de tal magnitud porque reinaba, como siempre, la desunión, la intriga y el desgobierno, y ante la inesperada guerra de rapiña respondieron con la improvisación y la traición, legándonos el trágico resultado de la pérdida de los ricos territorios de Arica y Tarapacá, y otros lastres que hasta hoy arrastramos.
A 127 años de ese aciago acontecimiento, los peruanos que aman a su patria y que no olvidan las jornadas de sangre que protagonizaron sus antepasados y que, por lo tanto, saben que si no se aprende las enseñanzas de la historia se pueden repetir los errores del pasado, esos buenos peruanos conmemoran aquellos hechos heroicos de distinta manera, ya construyendo monumentos, realizando actos cívicos y patrióticos, escenificaciones y toda clase de sentidos y reverentes homenajes a sus héroes y mártirés, a través de organizaciones patrióticas, gobiernos locales y diferentes asociaciones formadas por ciudadanos de la sociedad civil.
Así, por ejemplo, aquí en la Capital y en los lugares donde funcionan sus filiales, la Orden de la Legión Mariscal Cáceres, presidida por el Gral. Div. “R” Pablo Correa Falén, realizará el 03 de julio, en su sede central de la Av. República de Portugal 258 Breña, una Sesión Solemne con ocasión del 127° Aniversario de las batallas de Marcavalle, Pucará y Concepción, y el 126° Aniversario de la Batalla de Huamachuco.
Asimismo, en el distrito limeño de Comas, el Comité Cívico Patriótico “Mariscal Cáceres” de la Urb. de Carmen Alto, que preside el legionario Andrés Inga Casas, con la colaboración de la Municipalidad Distrital, realizará el 07 de julio una ceremonia patriótica con desfile escolar en el citado parque, ubicado en la cuadra 20 de la Av. Jorge Chávez, conmemorando el 127° Aniversario de las gloriosas batallas de Marcavalle, Pucará y Concepción.
Y el Club Provincial Concepción, con sede en Lince, que preside la señora Lena Castro de Cano, con el auspicio de la Municipalidad de San Borja, realizará el 09 de julio, como todos los años, en el parque de esta comuna que lleva, precisamente, el nombre de “9 de Julio”, una ceremonia patriótica con desfile cívico-escolar, recordando un aniversario más del ejemplar Combate de Concepción del 09 y 10 de Julio de 1882, cuando en desigual combate los guerrilleros de Comas, Andamarca y demás pueblos del valle del Mantaro, al mando del Comandante Ambrosio Salazar y Márquez, atacaron a la facción del ejército chileno acuartelado en Concepción, dando muerte a toda la guarnición.
El resultado de este Combate, pese a las cuantiosas bajas, fue el triunfo más importante del Perú en la Guerra del Guano y el Salitre que, juntamente con Marcavalle y Pucará, victorias conseguidas gracias a la genial conducción del ínclito General Andrés Avelino Cáceres, determinaron el éxito de la gloriosa Campaña de la Breña y la retirada de las sanguinarias huestes chilenas de la Sierra central.
El grueso del ejército chileno que marchaba en retirada de Huancayo, al encontrar en Concepción que toda su guarnición allí acantonada había perecido, el jefe ordenó toque de “degüello general”, y se inició la más despiadada masacre, sin dejar con vida a nadie, y sin respetar ni a niños, mujeres ni ancianos, y del pueblo y alrededores no quedó sino sus cenizas. Y continuando con su odio y sed de venganza, al promediar el día siguiente, 11 de julio, en su huida hacia Jauja, al entrar a Matahuasi, les salieron a su encuentro 40 montoneros armados, los que fueron fulminados, y no contentos con eso, sacaron de sus casas a todos los pobladores: hombres, mujeres, niños y ancianos y los fusilaron al instante mismo y, finalmente, al pueblo lo convirtieron en una hoguera.
El recuerdo de estos hechos nos obliga a reflexionar sobre la actitud de nuestros gobernantes. Los peruanos seguimos divididos como en el siglo XIX, sin poder articular un proyecto nacional que apunte al desarrollo del país. Desde la instauración de la República y agravada a partir de 1985, los sucesivos gobiernos han permitido que poco a poco Chile se vaya adueñando de la economía peruana. ¿Cómo es que se ha producido esto, sin que nadie pueda detenerlo?
Lamentablemente, en el Perú todavía no surge una clase dirigente que acceda a los altos cargos públicos para gobernar para el Perú y los peruanos. El economista Virgilio Roel Pineda nos dice que cuando los mayores recursos fiscales provenían de los fertilizantes, el incremento de las disponibilidades del gobierno, estimularon la repulsiva avidez de la oligarquía peruana, principalmente limeña que, respondiendo a sus viejas tradiciones parasitarias y delincuenciales, se las ingenió para canalizar esos mayores recursos a sus propios bolsillos, en vez de preocuparse en la defensa de esos mismos recursos, para bien del país.
Está fuera de toda duda que Chile desencadenó la guerra de 1879 para apoderarse de los yacimientos salitreros y guaneros, pero no se habría embarcado en la aventura si no hubiera sido armado, preparado y animado por las potencias europeas, principalmente Inglaterra y también Alemania y Francia, que propiciaban el liberalismo en la extracción y comercialización, frente a la política salitrera peruana, que había declarado a los yacimientos de “propiedad nacional”, no obstante que para 1877, en Tarapacá, las propiedades salitreras de chilenos, ingleses, alemanes y franceses sumaban un importante 40 por ciento, de ahí que el capital extranjero terminó siendo totalmente negativo, porque los negociantes extranjeros por defender sus capitales se volvieron contra el Perú.
La oligarquía antinacional del Perú nunca fue ni partidaria ni enemiga del monopolio estatal, porque en tiempos guaneros y salitreros fueron fervientes partidarios y ejecutores de una política estatista de la que se beneficiaron total y absolutamente, del mismo modo que hoy son partidarios del antiestatismo, porque son ovejunos sirvientes de las transnacionales imperialistas. Privatización, grita la burocracia dorada actual.
Y ya pensando en la agresión, en 1874, Chile adquiere una poderosísima flota, formada por dos acorazados, equipados con una potentísima artillería, dos corbetas, bien armadas, y tres cañoneras. Por entonces se reorganiza profundamente el ejército chileno, al que se le dotan de formaciones completas de artillería, equipadas con modernísimos cañones de campaña. Todo esto contrastaba con el equipo peruano, cuya marina tenía barcos viejos y su suma de cañones era inferior al de cualquiera de los acorazados chilenos; y en materia de artillería de tierra la pobreza del armamento peruano era tal, que estaba formada principalmente por cañones de malísima calidad, fabricados en factorías limeñas y chalacas. Y la clase gobernante peruana, sólo pensando en llenarse los bolsillos.
En cuanto a los mandos, la formación de los oficiales de las fuerzas chilenas era europea; mientras que el ejército peruano, formaba a sus oficiales en las mismas prácticas de las guerras civiles. Y en materia de organización militar, los contrastes resultaban profundamente favorables a Chile.
En nuestros días todo se configura igual. Chile prácticamente domina la economía peruana, está inmensamente más armado, y sigue armándose, no reconoce los derechos y propiedades que tiene el Perú en Arica por el Tratado de 1929, usurpa 35 mil Km2 del mar de Grau y el espacio aéreo. El Perú, en cambio, desarmado totalmente y unas fuerzas armadas desmoralizadas. Y para colmo, hay algunos peruanos y medios de comunicación a favor de Chile.
¿Qué hacer? El Gral. Armando Chávez Valenzuela, dice: “Ni la pobreza ni la crisis económica… justifican la debilidad militar, ni la vulnerabilidad de la defensa nacional, porque “el desarme es el camino a la derrota”. El Mariscal Cáceres, advierte: “Cuando lo que se persigue como principal objetivo es la Paz, entonces es una necesidad y un deber patriótico demandarla con las armas en la mano, con toda altivez de quien no ha perdido la conciencia de su derecho, ni el amor por su libertad e independencia”.
Es necesario, en consecuencia, forjar una clase política peruana que aspire gobernar para el Perú y los peruanos, que reivindique la gestión de los recursos naturales y defienda su medio ambiente y que cunda en todos los peruanos el nacionalismo que encarna el Mariscal Cáceres; entonces, y sólo entonces, el Perú será capaz de labrar su destino de justicia y desarrollo que la historia le reserva, para no seguir defraudando a las generaciones que con sus vidas y sus bienes defendieron la patria amada en los aciagos años de la Guerra del Salitre.

Lima, 3 de julio de 2009.

Lope Yupanqui Callegari

185º Aniversario de la Batalla de Junín

6 DE AGOSTO DE 1824

“… la paz, hija de la victoria”
185° Aniversario de la Batalla de Junín


Como preludio del triunfo de Ayacucho que sellaría la independencia americana del dominio español, el 6 de Agosto de 1824 tuvo lugar la batalla de Junín. Al recordar este memorable hecho, es pertinente repetir la inmortal proclama del Libertador Simón Bolívar pronunciada en la localidad de Rancas, cerca de la pampa donde se libró la batalla:

¡Soldados! Vais a completar la obra más grande que el cielo ha encargado a los hombres: la de salvar un mundo entero de la esclavitud.

¡Soldados! Los enemigos que debéis destruir, se jactan de catorce años de triunfos: ellos, pues, serán dignos de medir sus armas con las vuestras, que han brillado en mil combates.

¡Soldados! El Perú, y la América toda, aguarda de vosotros la paz, hija de la victoria, y aun la Europa liberal os contempla con encanto: porque la libertad del Nuevo Mundo es la esperanza del universo.
¿La burlaréis? No! no! no! Vosotros sois INVENCIBLES.

Luego tomaron la ruta de Conocancha, por la margen occidental del lago Junín, y cuando llegaban a las alturas de Chacamarca; la caballería realista, formada por 1,300 hombres al mando de Canterac, marchaba hacia Tarma; entonces, el Libertador con la caballería patriota compuesta por 900 hombres al mando del general Necochea, resolvió adelantarse hasta la llanura donde se encontraba el enemigo, quien confiado en su superioridad numérica aceptó el desafío de presentar batalla en la pampa de Junín.

El triunfo parecía inclinarse a favor del ejército realista; pero, gracias al cambio de una orden, la derrota se transformó en victoria. ¿Qué había sucedido? Durante la carga arrolladora de la caballería realista, el escuadrón Húsares del Perú, al mando del Teniente Coronel Suárez, no había intervenido en la batalla por haber estado al pie de un sector pantanoso. Es entonces que el Teniente de Caballería José Andrés Rázuri Esteves fue enviado ante el General La Mar para pedir órdenes sobre lo que debían hacer en tan crítica situación. La orden fue: “Salvar su escuadrón como sea posible”, pero Rázuri cambió la orden por: “Cargar con todos sus elementos”. Y se produjo el milagro, la derrota se transformó en victoria, desde entonces los Húsares del Perú son los Húsares de Junín. La lucha a sable y lanza, sin ningún disparo, había durado 45 minutos. La retirada de las tropas de Canterac fue un desbande desastroso.

¿Quién es este soldado que al cambiar la orden que recibió cambió el destino del Perú?

El Teniente Ayudante Mayor Andrés Rázuri, natural de San Pedro de Lloc, La Libertad, era ya un soldado experimentado en los campos de batalla, había luchado por la independencia del Ecuador; en Junín ostentaba el grado de Teniente otorgado por Bolívar en Pichincha, tenía 33 años de edad y se había iniciado en los campamentos de Huaura, bajo las órdenes del General San Martín. Fue ascendido a Capitán por su acción distinguida en Ayacucho, a Mayor en los campos de batalla del Altiplano y el Alto Perú, y a Teniente Coronel en al teatro de operaciones del norte otorgado por el Mariscal La Mar, y ya en el retiro es ascendido al grado de Coronel del Ejército Peruano por el Mariscal Ramón Castilla, cuando ejercía la Presidencia de la República, en cumplimiento de dispositivos legales. Y cuando decide regresar de la hacienda de Tambo Grande a San Pedro, su tierra natal, obsequia todas sus tierras a quienes habían trabajado con él, noble gesto que la Nación debe reconocer.

Indudablemente que su participación más notable fue en la batalla de Junín, siendo Teniente. Allí su extraordinaria inspiración, sustentada en el coraje y la honestidad profesional de un soldado hecho en la fragua de la guerra, logró que cambiara el curso de nuestra historia, acortando etapas que posiblemente se hubieran prolongado más allá de Ayacucho.

El 9 de Diciembre siguiente, con la victoria de Ayacucho, se selló definitivamente la independencia política latinoamericana; pero, lamentablemente, la libertad quedó inconclusa, porque sólo dejó de depender de España, mientras que las viejas estructuras de dominación de las grandes mayorías nacionales quedaron intactas. Y lo más sorprendente es constatar que en 188 años de vida republicana, la clase política y los sucesivos gobernantes no hayan sido capaces de formular un proyecto nacional que pueda romper con la dependencia y gobernar para alcanzar el desarrollo del país. Esto es fundamental en los momentos actuales. Ojalá que podamos entender, en el más breve plazo, la urgente necesidad de unir nuestros sentimientos y voluntades para bien de todos los peruanos. Esto debe ser una tarea perentoria.

Lope Yupanqui Callegari.