6 DE AGOSTO DE 1824
“… la paz, hija de la victoria”
185° Aniversario de la Batalla de Junín
Como preludio del triunfo de Ayacucho que sellaría la independencia americana del dominio español, el 6 de Agosto de 1824 tuvo lugar la batalla de Junín. Al recordar este memorable hecho, es pertinente repetir la inmortal proclama del Libertador Simón Bolívar pronunciada en la localidad de Rancas, cerca de la pampa donde se libró la batalla:
¡Soldados! Vais a completar la obra más grande que el cielo ha encargado a los hombres: la de salvar un mundo entero de la esclavitud.
¡Soldados! Los enemigos que debéis destruir, se jactan de catorce años de triunfos: ellos, pues, serán dignos de medir sus armas con las vuestras, que han brillado en mil combates.
¡Soldados! El Perú, y la América toda, aguarda de vosotros la paz, hija de la victoria, y aun la Europa liberal os contempla con encanto: porque la libertad del Nuevo Mundo es la esperanza del universo.
¿La burlaréis? No! no! no! Vosotros sois INVENCIBLES.
Luego tomaron la ruta de Conocancha, por la margen occidental del lago Junín, y cuando llegaban a las alturas de Chacamarca; la caballería realista, formada por 1,300 hombres al mando de Canterac, marchaba hacia Tarma; entonces, el Libertador con la caballería patriota compuesta por 900 hombres al mando del general Necochea, resolvió adelantarse hasta la llanura donde se encontraba el enemigo, quien confiado en su superioridad numérica aceptó el desafío de presentar batalla en la pampa de Junín.
El triunfo parecía inclinarse a favor del ejército realista; pero, gracias al cambio de una orden, la derrota se transformó en victoria. ¿Qué había sucedido? Durante la carga arrolladora de la caballería realista, el escuadrón Húsares del Perú, al mando del Teniente Coronel Suárez, no había intervenido en la batalla por haber estado al pie de un sector pantanoso. Es entonces que el Teniente de Caballería José Andrés Rázuri Esteves fue enviado ante el General La Mar para pedir órdenes sobre lo que debían hacer en tan crítica situación. La orden fue: “Salvar su escuadrón como sea posible”, pero Rázuri cambió la orden por: “Cargar con todos sus elementos”. Y se produjo el milagro, la derrota se transformó en victoria, desde entonces los Húsares del Perú son los Húsares de Junín. La lucha a sable y lanza, sin ningún disparo, había durado 45 minutos. La retirada de las tropas de Canterac fue un desbande desastroso.
¿Quién es este soldado que al cambiar la orden que recibió cambió el destino del Perú?
El Teniente Ayudante Mayor Andrés Rázuri, natural de San Pedro de Lloc, La Libertad, era ya un soldado experimentado en los campos de batalla, había luchado por la independencia del Ecuador; en Junín ostentaba el grado de Teniente otorgado por Bolívar en Pichincha, tenía 33 años de edad y se había iniciado en los campamentos de Huaura, bajo las órdenes del General San Martín. Fue ascendido a Capitán por su acción distinguida en Ayacucho, a Mayor en los campos de batalla del Altiplano y el Alto Perú, y a Teniente Coronel en al teatro de operaciones del norte otorgado por el Mariscal La Mar, y ya en el retiro es ascendido al grado de Coronel del Ejército Peruano por el Mariscal Ramón Castilla, cuando ejercía la Presidencia de la República, en cumplimiento de dispositivos legales. Y cuando decide regresar de la hacienda de Tambo Grande a San Pedro, su tierra natal, obsequia todas sus tierras a quienes habían trabajado con él, noble gesto que la Nación debe reconocer.
Indudablemente que su participación más notable fue en la batalla de Junín, siendo Teniente. Allí su extraordinaria inspiración, sustentada en el coraje y la honestidad profesional de un soldado hecho en la fragua de la guerra, logró que cambiara el curso de nuestra historia, acortando etapas que posiblemente se hubieran prolongado más allá de Ayacucho.
El 9 de Diciembre siguiente, con la victoria de Ayacucho, se selló definitivamente la independencia política latinoamericana; pero, lamentablemente, la libertad quedó inconclusa, porque sólo dejó de depender de España, mientras que las viejas estructuras de dominación de las grandes mayorías nacionales quedaron intactas. Y lo más sorprendente es constatar que en 188 años de vida republicana, la clase política y los sucesivos gobernantes no hayan sido capaces de formular un proyecto nacional que pueda romper con la dependencia y gobernar para alcanzar el desarrollo del país. Esto es fundamental en los momentos actuales. Ojalá que podamos entender, en el más breve plazo, la urgente necesidad de unir nuestros sentimientos y voluntades para bien de todos los peruanos. Esto debe ser una tarea perentoria.
Lope Yupanqui Callegari.
“… la paz, hija de la victoria”
185° Aniversario de la Batalla de Junín
Como preludio del triunfo de Ayacucho que sellaría la independencia americana del dominio español, el 6 de Agosto de 1824 tuvo lugar la batalla de Junín. Al recordar este memorable hecho, es pertinente repetir la inmortal proclama del Libertador Simón Bolívar pronunciada en la localidad de Rancas, cerca de la pampa donde se libró la batalla:
¡Soldados! Vais a completar la obra más grande que el cielo ha encargado a los hombres: la de salvar un mundo entero de la esclavitud.
¡Soldados! Los enemigos que debéis destruir, se jactan de catorce años de triunfos: ellos, pues, serán dignos de medir sus armas con las vuestras, que han brillado en mil combates.
¡Soldados! El Perú, y la América toda, aguarda de vosotros la paz, hija de la victoria, y aun la Europa liberal os contempla con encanto: porque la libertad del Nuevo Mundo es la esperanza del universo.
¿La burlaréis? No! no! no! Vosotros sois INVENCIBLES.
Luego tomaron la ruta de Conocancha, por la margen occidental del lago Junín, y cuando llegaban a las alturas de Chacamarca; la caballería realista, formada por 1,300 hombres al mando de Canterac, marchaba hacia Tarma; entonces, el Libertador con la caballería patriota compuesta por 900 hombres al mando del general Necochea, resolvió adelantarse hasta la llanura donde se encontraba el enemigo, quien confiado en su superioridad numérica aceptó el desafío de presentar batalla en la pampa de Junín.
El triunfo parecía inclinarse a favor del ejército realista; pero, gracias al cambio de una orden, la derrota se transformó en victoria. ¿Qué había sucedido? Durante la carga arrolladora de la caballería realista, el escuadrón Húsares del Perú, al mando del Teniente Coronel Suárez, no había intervenido en la batalla por haber estado al pie de un sector pantanoso. Es entonces que el Teniente de Caballería José Andrés Rázuri Esteves fue enviado ante el General La Mar para pedir órdenes sobre lo que debían hacer en tan crítica situación. La orden fue: “Salvar su escuadrón como sea posible”, pero Rázuri cambió la orden por: “Cargar con todos sus elementos”. Y se produjo el milagro, la derrota se transformó en victoria, desde entonces los Húsares del Perú son los Húsares de Junín. La lucha a sable y lanza, sin ningún disparo, había durado 45 minutos. La retirada de las tropas de Canterac fue un desbande desastroso.
¿Quién es este soldado que al cambiar la orden que recibió cambió el destino del Perú?
El Teniente Ayudante Mayor Andrés Rázuri, natural de San Pedro de Lloc, La Libertad, era ya un soldado experimentado en los campos de batalla, había luchado por la independencia del Ecuador; en Junín ostentaba el grado de Teniente otorgado por Bolívar en Pichincha, tenía 33 años de edad y se había iniciado en los campamentos de Huaura, bajo las órdenes del General San Martín. Fue ascendido a Capitán por su acción distinguida en Ayacucho, a Mayor en los campos de batalla del Altiplano y el Alto Perú, y a Teniente Coronel en al teatro de operaciones del norte otorgado por el Mariscal La Mar, y ya en el retiro es ascendido al grado de Coronel del Ejército Peruano por el Mariscal Ramón Castilla, cuando ejercía la Presidencia de la República, en cumplimiento de dispositivos legales. Y cuando decide regresar de la hacienda de Tambo Grande a San Pedro, su tierra natal, obsequia todas sus tierras a quienes habían trabajado con él, noble gesto que la Nación debe reconocer.
Indudablemente que su participación más notable fue en la batalla de Junín, siendo Teniente. Allí su extraordinaria inspiración, sustentada en el coraje y la honestidad profesional de un soldado hecho en la fragua de la guerra, logró que cambiara el curso de nuestra historia, acortando etapas que posiblemente se hubieran prolongado más allá de Ayacucho.
El 9 de Diciembre siguiente, con la victoria de Ayacucho, se selló definitivamente la independencia política latinoamericana; pero, lamentablemente, la libertad quedó inconclusa, porque sólo dejó de depender de España, mientras que las viejas estructuras de dominación de las grandes mayorías nacionales quedaron intactas. Y lo más sorprendente es constatar que en 188 años de vida republicana, la clase política y los sucesivos gobernantes no hayan sido capaces de formular un proyecto nacional que pueda romper con la dependencia y gobernar para alcanzar el desarrollo del país. Esto es fundamental en los momentos actuales. Ojalá que podamos entender, en el más breve plazo, la urgente necesidad de unir nuestros sentimientos y voluntades para bien de todos los peruanos. Esto debe ser una tarea perentoria.
Lope Yupanqui Callegari.
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