martes, 15 de diciembre de 2009

El vóley en 1926

Huancaínas entrenaban vóley
con pelota de fútbol

(Publicado en la revista “Ondas Isabelinas” 2009)

¿Sabías amigo lector que un equipo de vóley de Huancayo ganó un campeonato en Lima?. Sucedió en 1926, cuando las alumnas de la Escuela Normal Elemental de Huancayo formaron un equipo de vóley para participar en el campeonato que ese año se realizó en la Capital. Los datos que reseñamos están publicados en la Revista del diario “El Comercio” de agosto de 1986, cuyo recorte en fotocopia ha sido proporcionado por el ex alumno isabelino Dalmiro Vivar Dávila, Prom. 1935.

Las integrantes del sexteto eran María Luisa Rodríguez de Aliaga, Emma Francesqui la principal matadora, Amanda Tovar Cacho, Amelia Moreno, Leonor Moreno y Consuelo Sánchez (ya fallecida). La distinguida educadora Mercedes Indacochea, directora de la Escuela Normal, era quien alentaba con mayor entusiasmo los entrenamientos de sus discípulas, que estaba a cargo del profesor de Educación Física Ricardo Menéndez, instructor del Colegio “Santa Isabel”.
Las integrantes de este sexteto, prácticamente dieron una lección a las capitalinas; “teniendo en cuenta que el vóley era una disciplina nueva que recién se estaba difundiendo en el país. Recordemos que fue inventado por el norteamericano William Morgan en 1895 y en el Perú sólo se había dado a conocer en 1910”, dice la nota.
El secreto del poderío de aquellas guapas chicas estaba en la preparación, con disciplina y sacrificio, al punto que entrenaban el vóley con pelota de fútbol. “Estiman que por esa razón todas se sintieron muy cómodas cuando en Lima las hicieron jugar con pelotas reglamentarias”. El debut fue en el gimnasio de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos del parque Universitario, batiendo fácilmente al poderoso equipo “Luchad y Venced”, luego al sexteto de la Escuela del Rímac, al de la ”Pampilla” y a todos los demás participantes del evento.
“Estos resultados llamaron poderosamente la atención, sobre todo por la gran superioridad que mostraban las huancaínas quienes, desde el primer momento, se hicieron querer por su peculiar saludo en quechua: kimsa hurra, tuqui limeñacupa Chai, Chai Chai, chamichai”, cuya traducción es: “tres hurras por las limeñas bonitas, sí, sí, sí, sisi”. Al final formaron una selección con las capitanas de los mejores equipos limeños para enfrentarse al invicto huancaíno. Este partido, que despertó gran expectativa, también fue ganado por las jugadoras del Centro. Al desafío entró igualmente el sexteto del High School, centro de estudios que contaba con profesores norteamericanos, con los mismos resultados.
La premiación a las campeonas del evento fue en el Estadio Nacional, en cuyo estrado de honor se ubicaron el ministro de Instrucción, Dr. Alejandro Maguiña, el Dr. Augusto Peñaloza, diputado por Huancayo que donó medallas de oro, entre otras autoridades. Cuentan que por la hazaña les llovieron los agasajos. Los huancaínos residentes en Lima les dieron el homenaje correspondiente en el Club Revólver del Rímac; la Asociación de Maestros, en el Bertolotto de San Miguel; las alumnas sampedranas, en la Escuela Normal de San Pedro, etc.
En Huancayo, el recibimiento fue apoteósico, multitudinario, como nunca hubo una recepción igual, ni antes ni después, el pueblo en las calles con bandas de músicos, orquestas, arcos de flores en las calles por donde tenían que pasar, y cuántas otras formas de expresar el entusiasmo general y la gratitud a estas bravas chicas que fueron capaces de obtener el campeonato, nada menos que en la Capital de la República, hasta culminar con la premiación en el Palacio Municipal.
Oswaldo Reynoso,
la juventud y la corrupción

(Extractos publicados en la revista “Ondas Isabelinas” 2008)


-Maestro, ¿cómo fue su infancia? Le preguntó Tomacini Sinche López a Oswaldo Reynoso, después de la presentación de su libro “Narraciones 1”, que recopila los textos de sus libros “Los Inocentes”, “En Octubre no hay Milagros” y su único poemario “Luzbel” (“Expreso”, Lima, 21-02-2006).
El maestro respondió: Mi infancia transcurrió en Arequipa. Pertenezco a una clase media provinciana. Mis padres nacieron en Tacna y a raíz del plebiscito fueron a instalarse a Arequipa. En lo que se refiere a mi familia, esta etapa fue feliz y agradable, pero no en cuanto a mi formación religiosa, que estuvo a puno de malograr toda mi vida. Porque la religión católica es muy represiva y como siempre he dicho: “cuando me di cuenta que Dios quería destruirme, yo me anticipé y lo maté”.

-¿Qué opinión tiene del momento político que vivimos?
Hay una gran desorientación, un fracaso total de la clase dirigente y de sus instituciones. Ya nadie cree en nada. Estamos entrando en una crisis muy grave.
-¿Cree que hay una solución?
No la hay. Hace tiempo dije que si después de la caída de Fujimori no se emprendía una política verdaderamente profunda contra la corrupción, ésta seguiría durante 50 años más. Mire usted, no es problema de las leyes sino de conciencia. Los jóvenes y niños de ahora ven en los medios de comunicación la corrupción y la glorificación del delito. Un maestro como yo qué puede hacer frente a eso. Uno le dice a los alumnos que no hay que mentir ni robar y luego ven que los políticos roban y no les pasa nada. La labor del maestro es nula, ya que los niños crecen con los antivalores de la sociedad.
-¿Qué le aconsejaría a un joven que desea ser escritor?
Tres cosas: leer, leer y leer; escribir, escribir y escribir; y vivir hasta las últimas consecuencias intensamente.

De otro lado, en el diario “La República” del domingo 19 de octubre del 2008, el autor que ha logrado mostrar a sus personajes no sólo por su físico, sino también por la manera de hablar, particularmente por el empleo de la jerga, aparece en una entrevista con Pedro Escribano:
–Por Los Inocentes fuiste fustigado…
”Sí –responde Reynoso-, recuerdo mucho que en un programa de televisión me dijeron que en mi libro yo empleaba muchas groserías, palabras ordinarias. Yo le dije que no, que no encontraba palabras groseras. El que me entrevistaba se molestó, cómo es posible que usted niegue una cosa tan evidente, pues allí tenía mi libro y que por respeto al público decía que no iba a leer. Yo le dije que depende de la concepción que usted tenga de lo que es una palabra grosera. Y me pidió que diga cuál era mi concepción. Le dije, mire usted, la palabra justicia en boca de un juez que no hace justicia y que recibe coimas, es grosera. La palabra Dios en boca de un sacerdote que no lleva una vida correcta, esa palabra se convierte en grosería en sus labios. La palabra patria en boca de un militar traidor, es una tremenda grosería. Pero cuando a un muchacho de cualquier barrio pobre de Lima, alguien viene y le da un golpe y éste voltea y le dice “que te pasa concha tu madre”, esa palabra es buena porque le sale desde el fondo de su alma. Es una palabra sincera. Me sacaron del aire.”
-¿Lima ya no es una ciudad cucufata como era antes?
“Hay una anécdota muy bonita –responde Oswaldo Reynoso-.Me invitaron a un colegio porque los alumnos habían leído mis libros. Estaban el director, el subdirector. Los alumnos me hicieron preguntas muy interesantes. Un alumno pide la palabra y me dice, “mire, profesor, con todo respeto, en uno de sus libros hay un joven que se masturba en una plaza pública, ¿para usted la masturbación es buena o mala?” El director lo miró con furia, la directora no sabía qué hacer. Hubo un silencio total… Entonces les dije: cuando yo tenía la edad de ustedes, decían que a quien se masturbaba le crecían vellos en las palmas de las manos. Toditos comenzaron a verse la palma de las manos… (risas), también decían que se volvían locos y también se decía que quien se masturbaba se iba al infierno… ¿ustedes creen en el infierno? Se escuchó un rotundo ¡no! Eso me lleva a la conclusión de que esta juventud ya no es cucufata. Ah, les expliqué sobre la masturbación y el director se fue. Tuve que terminar la conferencia y salí solo, con los aplausos de los alumnos.
-¿Lima ya no es inocente?
Eso te da una idea de que Lima ha cambiado, ya no hay cucufatería. Ahora, el Señor de los Milagros es una tradición, claro, hay quienes creen, pero ya es otra forma de creencia. Es un ritual, como las fiestas patronales de los pueblos. La procesión en realidad es una feria.