martes, 15 de diciembre de 2009

Oswaldo Reynoso,
la juventud y la corrupción

(Extractos publicados en la revista “Ondas Isabelinas” 2008)


-Maestro, ¿cómo fue su infancia? Le preguntó Tomacini Sinche López a Oswaldo Reynoso, después de la presentación de su libro “Narraciones 1”, que recopila los textos de sus libros “Los Inocentes”, “En Octubre no hay Milagros” y su único poemario “Luzbel” (“Expreso”, Lima, 21-02-2006).
El maestro respondió: Mi infancia transcurrió en Arequipa. Pertenezco a una clase media provinciana. Mis padres nacieron en Tacna y a raíz del plebiscito fueron a instalarse a Arequipa. En lo que se refiere a mi familia, esta etapa fue feliz y agradable, pero no en cuanto a mi formación religiosa, que estuvo a puno de malograr toda mi vida. Porque la religión católica es muy represiva y como siempre he dicho: “cuando me di cuenta que Dios quería destruirme, yo me anticipé y lo maté”.

-¿Qué opinión tiene del momento político que vivimos?
Hay una gran desorientación, un fracaso total de la clase dirigente y de sus instituciones. Ya nadie cree en nada. Estamos entrando en una crisis muy grave.
-¿Cree que hay una solución?
No la hay. Hace tiempo dije que si después de la caída de Fujimori no se emprendía una política verdaderamente profunda contra la corrupción, ésta seguiría durante 50 años más. Mire usted, no es problema de las leyes sino de conciencia. Los jóvenes y niños de ahora ven en los medios de comunicación la corrupción y la glorificación del delito. Un maestro como yo qué puede hacer frente a eso. Uno le dice a los alumnos que no hay que mentir ni robar y luego ven que los políticos roban y no les pasa nada. La labor del maestro es nula, ya que los niños crecen con los antivalores de la sociedad.
-¿Qué le aconsejaría a un joven que desea ser escritor?
Tres cosas: leer, leer y leer; escribir, escribir y escribir; y vivir hasta las últimas consecuencias intensamente.

De otro lado, en el diario “La República” del domingo 19 de octubre del 2008, el autor que ha logrado mostrar a sus personajes no sólo por su físico, sino también por la manera de hablar, particularmente por el empleo de la jerga, aparece en una entrevista con Pedro Escribano:
–Por Los Inocentes fuiste fustigado…
”Sí –responde Reynoso-, recuerdo mucho que en un programa de televisión me dijeron que en mi libro yo empleaba muchas groserías, palabras ordinarias. Yo le dije que no, que no encontraba palabras groseras. El que me entrevistaba se molestó, cómo es posible que usted niegue una cosa tan evidente, pues allí tenía mi libro y que por respeto al público decía que no iba a leer. Yo le dije que depende de la concepción que usted tenga de lo que es una palabra grosera. Y me pidió que diga cuál era mi concepción. Le dije, mire usted, la palabra justicia en boca de un juez que no hace justicia y que recibe coimas, es grosera. La palabra Dios en boca de un sacerdote que no lleva una vida correcta, esa palabra se convierte en grosería en sus labios. La palabra patria en boca de un militar traidor, es una tremenda grosería. Pero cuando a un muchacho de cualquier barrio pobre de Lima, alguien viene y le da un golpe y éste voltea y le dice “que te pasa concha tu madre”, esa palabra es buena porque le sale desde el fondo de su alma. Es una palabra sincera. Me sacaron del aire.”
-¿Lima ya no es una ciudad cucufata como era antes?
“Hay una anécdota muy bonita –responde Oswaldo Reynoso-.Me invitaron a un colegio porque los alumnos habían leído mis libros. Estaban el director, el subdirector. Los alumnos me hicieron preguntas muy interesantes. Un alumno pide la palabra y me dice, “mire, profesor, con todo respeto, en uno de sus libros hay un joven que se masturba en una plaza pública, ¿para usted la masturbación es buena o mala?” El director lo miró con furia, la directora no sabía qué hacer. Hubo un silencio total… Entonces les dije: cuando yo tenía la edad de ustedes, decían que a quien se masturbaba le crecían vellos en las palmas de las manos. Toditos comenzaron a verse la palma de las manos… (risas), también decían que se volvían locos y también se decía que quien se masturbaba se iba al infierno… ¿ustedes creen en el infierno? Se escuchó un rotundo ¡no! Eso me lleva a la conclusión de que esta juventud ya no es cucufata. Ah, les expliqué sobre la masturbación y el director se fue. Tuve que terminar la conferencia y salí solo, con los aplausos de los alumnos.
-¿Lima ya no es inocente?
Eso te da una idea de que Lima ha cambiado, ya no hay cucufatería. Ahora, el Señor de los Milagros es una tradición, claro, hay quienes creen, pero ya es otra forma de creencia. Es un ritual, como las fiestas patronales de los pueblos. La procesión en realidad es una feria.

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