Por
las Rutas del Qhapaq Ñan en el
Tambo
de Markawillka
Expuesto en el Primer Festival de Poesía “CAMINANDO POR
EL QHAPAQ ÑÁN EN EL TAMBO DE MARKAWILLKA, organizado por el Conglomerado
Cultural de Lambayeque
Para
tratar el tema, vamos a situarnos en el tiempo. Vamos a retroceder a la época preincaica. ¿Qué era
Maravilca antes de que llegaran los Incas a esta región? Markawillka era una de las tantas tribus que formaban, según
Waldemar Espinoza, el “reino Wanka”, es decir la región de los Wankas, cuyo centro
más importante era Tunanmarca, muy cerca de Jauja. El cronista Pedro Cieza de
León dice que “los huancas antiguamente fueron behetrías, y se daban guerra
unas a otras”, o sea que ninguna saya era dependiente de otra. Aquilino Castro,
según estudio reciente, sostiene que antes de la llegada de los Incas en la
región de los Huancas se habían consolidado por lo menos cinco parcialidades
independientes y autónomas con sus respectivos sinchis o jefes. Esas cinco
sayas o ayllus eran: 1) Tunanmarca, su sinchi Siciquilla Pucara; 2) Xauxa,
sinchi Auqui Zapari y Yaloparin; 3) Marcavilca,
sinchi Canchac Uyca y Tacuri; 4) Llacsapallanga, sinchi Canga Alaya; y, 5) Chongos
o Piviriapuco, sinchi Patán Cochachi, Patán Llocllachin y Chavin.
El
nombre original de Maravilca es Markawillka
o Marcavilca: Marka, quiere decir pueblo o lugar; y Willka, sagrado; Marcavilca
tenía, entonces, el privilegio de estar en un lugar sagrado, donde había un
adoratorio que servía para hacer ceremonias religiosas y rendir culto a sus
dioses, un santuario preinca ubicado en un lugar sagrado. Pierre Duviols nos
alcanza “La instrucción para descubrir todas las guacas del Pirú y sus camayos
y haciendas” del extirpador de idolatrías Cristóbal de Albornoz, que recorrió
toda esta zona, Albornoz menciona a Markawillka del siguiente modo: “Zunis, es
una guaca de los indios huringuancas; es una piedra questá en un cerrillo,
cerca de Amarayvilca.” El único cerro cerca de Maravilca es el cerro de
Huamanhuaca, donde se desarrolló el Matahuasi preinca y prehispánico, que en
esos tiempos se ubicaba en una parte alta, en la cima del cerro de Huamanhuaca.
Matahuasi era también un santuario religioso, donde había un adoratorio
dedicado a la divinidad huanca, el dios Huallallo Carhuancho, y como todo rito
religioso está ligado a las danzas y canciones, la danza de los Auquines fue,
probablemente, la danza asociada a la manifestación religiosa de la época, cuyo
mensaje se trasmite a través de su vestimenta, su música y coreografía. Cerca
de Marcavilca y Matahuas estaban los asentamientos humanos prehispánicos de Huánchar, Potas, Chimpamarca, Yanamuclo y un poco más lejos estaban Ocopa, Apata,
Paucar, Pucucho, Achí, Ulún. Los habitantes de esta zona, superada su condición
de cazadores y recolectores, vivían de la agricultura incipiente y el
aprovechamiento de algunos animales que habían logrado domesticar, como la
llama y demás auquénidos.
Época Incaica
Cuando
Cápac Yupanqui y Túpac Inca Yupanqui, hermano e hijo, respectivamente, de
Pachacútec, al mando del ejército imperial, conquistaron la región de los
Wankas, lo primero que hicieron fue integrarla como Huamaní, es decir como una
nueva provincia del Imperio de los Incas. Los cusqueños vieron que Marcavilca era
un lugar apropiado para ser un centro de descanso y aprovisionamiento del
ejército imperial, por lo que utilizando sus aposentos construyeron el Tambo de
Marcavilca y por allí hicieron pasar, sobre los caminos existentes, el Qhapaq
Ñan Inca, es decir la Red Vial
Inca, Ñan, es camino y Qhapaq, principal, a medida que iban
ampliando su territorio, de acuerdo a una política de integración, crecimiento
armónico y descentralizado, iban uniendo los pueblos conquistados por una gran red
de caminos.
Diversas
personalidades han expresado su admiración por al Qhapaq Ñan Inca, por ejemplo,
según el historiador Juan José Vega, el Imperio Incaico trazó la red más amplia
de caminos que registra la historia. “Los caminos de ese Imperio fueron mejores
que los de la Europa
de su tiempo.” Para el francés Michel de Montagne, fueron superiores a todas
las obras emprendidas “por Grecia, Roma y Egipto”. Alejandro von Humboldt
califica a los caminos incaicos “como la mayor de la humanidad”. Y, Pedro Cieza
de León dice que “el camino de los Ingas, tan famoso en estas partes como el
que Aníbal hizo por los Alpes, cuando baxó a la Italia , y puede ser tenido
éste en más estimación, assi por los grandes aposentos y depósitos que havían
en todo él”.
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La
red vial Inca o Qhapaq Ñan tenía dos rutas principales: una que corría a lo
largo de la Costa
y la otra por la Sierra ,
de las cuales se desprendían una serie de caminos menores que comunicaban a
todos los pueblos del Tawantinsuyu y los tenían conservados en muy buen estado.
El camino de la Sierra
llegaba hasta alturas cercanas a los cinco mil m.s.n.m. y se extendía trepando
cerros y bordes de precipicios. En las cuestas empinadas el camino seguía por
escalinatas preparadas en las rocas, como el trecho de Jauja a Pachacámac, pasando
por el adoratorio de Pariacaca, donde se puede contar hasta mil ochocientos
escalones seguidos, a su paso por Cuchimachay, Pirca Pirca, Tambo Real, Nieve
Nieve, Huaycán y Pachacámac. Para cruzar los ríos construyeron puentes: unos
eran colgantes, amarrados con resistentes fibras de maguey, juncos y bejucos;
otros estaban hechos de balsas atadas con sogas; grandes piedras lajas, troncos
y pedrones eran utilizados también para cruzar a saltos.
Maravilca,
Matahuasi y Yanamuclo tuvieron y tienen el privilegio de que por su suelo pasaba
y pasa el Qhapaq Ñan o Camino Principal de los Incas. Ingresando de sur a norte
por la parte baja de Paccha sigue, en forma paralela al Huancamayu o río de los
Wankas, por el oeste de Chimpamarca, cruza el río Achamayo y sigue por el lado
occidental del cementerio del actual Matahuasi, de aquí más o menos a 200 metros hace una
curva en dirección del hoy río Mantaro para continuar hacia el norte, allí en
plena curva los Incas instalaron un chasquihuasi, continuando el camino cruza
la actual calle Amazonas, a una cuadra de las líneas del ferrocarril, de aquí sigue
su recorrido hasta cruzar la
Lloclla , la estación del Ferrocarril Central, el Huampón y
por todo el Sacamochón llegar al Tambo de Marcavilca, de aquí, siempre por el
lado oriental del hoy río Mantaro, llegar a Yanamuclo y salir por Casacancha,
para continuar y llegar, finalmente, a Xauxa, Cajamarca y Quito.
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Los
Incas encararon el problema de la comunicación y la transmisión de órdenes y
disposiciones a lo largo y ancho del Tawantinsuyu, mediante el Sistema de Chasquis,
este mecanismo necesitaba de unas instalaciones llamadas Chasquihuasi, ubicadas
en determinados trechos del Qhapaq Ñan, eran unos lugares de encuentro,
descanso e intercambio de mensajes que los chasquis llevaban como miembros del
Correo Inca. Uno de esos establecimientos estuvo más o menos a dos Km. al sur del
Tambo de Marcavilca, en un punto de donde se divisa todo el valle, consistía en
una rústica casita con dos cuartitos gemelos, en uno se guarecían y esperaban
los chasquis que iban de sur a norte y el otro era para los chasquis que iban
en sentido contrario, y al encontrarse intercambiaban los mensajes de los
cuales eran portadores, una especie de relevo de postas. Garcilaso de la Vega dice, al respecto: Chasqui
llamaban a los correos que habían por los caminos, para llevar con brevedad los
mandatos del Rey y traer las nuevas y avisos que por sus reinos y provincias
hubiese de importancia. Para lo cual tenían en cada cuarto de legua cuatro o
seis indios mozos y ligeros, los cuales estaban en dos chozas (Chasquihuasi),
para repararse de las inclemencias del cielo. Llevaban los recaudos, ya los de
una choza, ya los de la otra, para descubrir los mensajes y apercibirse del
recaudo, porque no se perdiese tiempo alguno. Y para esto ponían siempre las
chozas en alto, de manera que se viesen las unas de las otras.
Con
todos estos atributos el Tambo de Marcavilca, durante el Incario, tuvo gran
importancia. Los Incas organizaron los ayllus, mejoraron y perfeccionaron las
actividades agrícolas, ganaderas, textiles y alfareras, construyeron los Tambos,
el Qhapaq Ñan o Red Vial Inca, a base de puentes y caminos para que el
crecimiento fuera armónico y descentralizado, sin que faltase nada, establecieron
el Correo Inca mediante el sistema de Chasquis. He ahí, la importancia del
Qhapaq Ñan. De otro lado, en varias ocasiones fue sede del ejército incaico
donde, sin duda, tomaron acuerdos y decisiones durante el proceso de conquista
de la región, porque Huayna Cápac “Mozo Poderoso” con su ejército estuvo en
seis ocasiones en territorio Huanca Xauxa.
Conquista y Virreynato
Según
Garcilaso de la Vega ,
Después de sosegados los Huancas (el Inca) mandó dividir el territorio Huanca en
tres parcialidades… La una parte llamaron Sausa y la otra Marcauillca y la tercera Llacsapallanca… luego ordenó que en cada
uno de estos pueblos se levantasen Tambos, como cabecera de poblados y lugares
de aprovisionamiento y descanso. Lo que se hizo y hasta ahora existen el Tambo
de Huancayo, el Tambo de Marcavilca
y Xauxa Tambo.
Por
su parte, Pedro Cieza de León, dice: El valle estaba dividido en tres
parcialidades: al norte, la saya de Hatunxauxa con su cabecera o poblado más
importante en Xauxa, la nueva capital, y curaca el señor de Cusixaca; al
centro, la parcialidad de Lurinhuanca
con su cabecera o poblado más visible en Maricabilca,
y curaca el señor Guacarapora (Guacrapaucar); y al sur Hananhuanca con su
capital en Saxapalanga, curaca el señor Alaya.
Así
encontraron los españoles el valle de los Huancas y Xauxas. El gran curaca de la parcialidad de Lurinhuanca, el
Apo Manco Guacrapaucar, bautizado con el nombre de Jerónimo, “fue jefe guerrero
y administrativo de Lurinhuanca, desde antes de la llegada de los españoles al
valle de Jauja y les demostró ser hombre de gran personalidad, bastante
conocimiento, prudente, sabio y caritativo”. Guacrapaucar, “Como creyó que los
españoles habían llegado para liberarlos del yugo Inca, se convirtió en gran
amigo de ellos. Mantuvo a Francisco Pizarro y sus soldados, brindándoles desinteresadamente
vitualla abundante, dándoles hombres de carga, de guerra y mujeres escogidas”.
Esta “alianza” con los españoles, como llama Waldemar Espinoza, permitió la
caída del Tawantinsuyu.
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Aquí,
precisamente, en el Tambo de Maravilca, el Apo Manco Guacrapaucar, demostró
sabiamente en una ocasión, ante la presencia del cronista Pedro Cieza de León,
la relación completa de guerreros, productos y demás bienes dados a Francisco
Pizarro desde 1532. Cieza de León narra así: “Yo estaba incrédulo de esta cuenta,
y aunque lo oía afirmar y tratar, tenía lo más dello por fábula; y estando en
la provincia de Xauxa, en lo que llaman Marcavillca, rogué al señor Guacarapora
que me hiciese entender la cuenta dicha de tal manera que yo me satisficiese a
mi mismo, para estar cierto que era fiel y verdadera. Y luego mandó a sus
criados que fuesen por los quipos, y como este señor sea de buen entendimiento
y razón para ser indio, con mucho reposo satisfizo a mi demanda. Y me dijo, que
para que mejor lo entendiese, que notase que todo lo que por su parte había
dado a los españoles desde que entró el gobernador don Francisco Pizarro en el
valle, estaba allí sin faltar nada. Y así vi la cuenta del oro, plata, ropa que
habían dado, con todo el maíz, ganado y otras cosas, que en verdad yo quedé
espantado dello.”
En
resumen, el apogeo del Tambo de Maravilca ha sido, pues, durante la época incaica y durante los primeros años de
la conquista. En el Incario por la organización de los ayllus, el
perfeccionamiento de las formas de trabajo y aprovechamiento de los recursos, por
el establecimiento del Tambo y por la construcción del Qhapaq Ñan o red vial de
los Incas; y durante la conquista, cuando se desata la guerra entre hermanos,
indios contra indios, es decir los Huancas y Xauxas contra los cusqueños. Los
primeros defendiendo a los españoles y los Incas en defensa del Tahuantinsuyo.
En la República
En
la actualidad, las plazas principales tanto de Maravilca como de Yanamuclo ya
no están a la vera del Qhapaq Ñan, porque la población, en ambos casos, ha
crecido hacia el ferrocarril y la carretera central, y esto surge ya entrada la
época republicana. Hay un dato importante al respecto, Haciendo reparaciones en
la iglesia de Yanamuclo, se ha encontrado un monolito con la siguiente inscripción:
“El pueblo de Yanam Uclo Año 1911” .
Este año debe aludir a la fecha en que se terminó de construir la iglesia y el
establecimiento de la actual plaza. La piedra muy bien conservada se encuentra
en la residencia “Gregoria” de propiedad del Prof. Basilio Torres Durán.
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Por
último. ¿Cuándo deja de llamarse Tambo de Maravilca? Según el Prof. Desiderio
Quispe, en 1940, cuando se realiza el censo nacional de ese año, en la
clasificación de los centros poblados de Matahuasi se le asigna sólo el nombre de Maravilca. Ese mismo año se crea la
escuela Nº 5095, en cuya Resolución se dice solamente Maravilca. Desde entonces
se dejó de pronunciar el histórico nombre de EL TAMBO DE MARAVILCA.
¿Qué
hacer ahora? La importancia de estos restos arqueológicos nos impele a plantear
su restauración. Es necesario que la población entienda y haga conciencia de la
joya que tiene escondida en el Tambo de Marcavilca y el Qhapaq Ñan que por él
pasa. Si esto se pone en valor podría ser un recurso de atracción turística de
primer orden, que serviría incuestionablemente para el progreso y desarrollo
del Centro Poblado de Maravilca. Aquí tiene que intervenir el ministerio de
Cultura, porque es necesario excavar para encontrar los cimientos del sitio
ceremonial, de los aposentos y demás compartimientos de que constaba y declarar
de necesidad pública su restauración, entonces podrá ser un gran centro de
atracción que se sumará a los demás atractivos turísticos del Valle del
Mantaro.
El Tambo de Maravilca, 27 de enero del 2014.
CPP. Lope Yupanqui Callegari
NOTA: El Centro Poblado de Maravilca pertenece al distrito de
Matahuasi, Provincia de Concepción, Departamento de Junín, ubicado en el
corazón del Valle del Mantaro.
NOTA APARTE.- Según Luis Cáceres Núñez,
en 1968, por gestión de los señores
Andrés Antezana Sánchez y Herminio Chuquillanqui se consiguió para Maravilca un
lote de libros, máquinas de escribir, equipos de sonido y un proyector de
películas. Andrés Antezana, natural de Maravilca, fue el primer alcalde del distrito
limeño de Villa María del Triunfo.
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