viernes, 27 de junio de 2014

El Tambo de Marcavilca

Por las Rutas del Qhapaq Ñan en el
Tambo de Markawillka

Expuesto en el Primer Festival de Poesía “CAMINANDO POR EL QHAPAQ ÑÁN EN EL TAMBO DE MARKAWILLKA, organizado por el Conglomerado Cultural de Lambayeque

Para tratar el tema, vamos a situarnos en el tiempo. Vamos a retroceder a la época preincaica. ¿Qué era Maravilca antes de que llegaran los Incas a esta región? Markawillka era una de las tantas tribus que formaban, según Waldemar Espinoza, el “reino Wanka”, es decir la región de los Wankas, cuyo centro más importante era Tunanmarca, muy cerca de Jauja. El cronista Pedro Cieza de León dice que “los huancas antiguamente fueron behetrías, y se daban guerra unas a otras”, o sea que ninguna saya era dependiente de otra. Aquilino Castro, según estudio reciente, sostiene que antes de la llegada de los Incas en la región de los Huancas se habían consolidado por lo menos cinco parcialidades independientes y autónomas con sus respectivos sinchis o jefes. Esas cinco sayas o ayllus eran: 1) Tunanmarca, su sinchi Siciquilla Pucara; 2) Xauxa, sinchi Auqui Zapari y Yaloparin; 3) Marcavilca, sinchi Canchac Uyca y Tacuri; 4) Llacsapallanga, sinchi Canga Alaya; y, 5) Chongos o Piviriapuco, sinchi Patán Cochachi, Patán Llocllachin y Chavin.

El nombre original de Maravilca es Markawillka o Marcavilca: Marka, quiere decir pueblo o lugar; y Willka, sagrado; Marcavilca tenía, entonces, el privilegio de estar en un lugar sagrado, donde había un adoratorio que servía para hacer ceremonias religiosas y rendir culto a sus dioses, un santuario preinca ubicado en un lugar sagrado. Pierre Duviols nos alcanza “La instrucción para descubrir todas las guacas del Pirú y sus camayos y haciendas” del extirpador de idolatrías Cristóbal de Albornoz, que recorrió toda esta zona, Albornoz menciona a Markawillka del siguiente modo: “Zunis, es una guaca de los indios huringuancas; es una piedra questá en un cerrillo, cerca de Amarayvilca.” El único cerro cerca de Maravilca es el cerro de Huamanhuaca, donde se desarrolló el Matahuasi preinca y prehispánico, que en esos tiempos se ubicaba en una parte alta, en la cima del cerro de Huamanhuaca. Matahuasi era también un santuario religioso, donde había un adoratorio dedicado a la divinidad huanca, el dios Huallallo Carhuancho, y como todo rito religioso está ligado a las danzas y canciones, la danza de los Auquines fue, probablemente, la danza asociada a la manifestación religiosa de la época, cuyo mensaje se trasmite a través de su vestimenta, su música y coreografía. Cerca de Marcavilca y Matahuas estaban los asentamientos humanos prehispánicos de Huánchar, Potas, Chimpamarca, Yanamuclo y un poco más lejos estaban Ocopa, Apata, Paucar, Pucucho, Achí, Ulún. Los habitantes de esta zona, superada su condición de cazadores y recolectores, vivían de la agricultura incipiente y el aprovechamiento de algunos animales que habían logrado domesticar, como la llama y demás auquénidos.
Época Incaica
Cuando Cápac Yupanqui y Túpac Inca Yupanqui, hermano e hijo, respectivamente, de Pachacútec, al mando del ejército imperial, conquistaron la región de los Wankas, lo primero que hicieron fue integrarla como Huamaní, es decir como una nueva provincia del Imperio de los Incas. Los cusqueños vieron que Marcavilca era un lugar apropiado para ser un centro de descanso y aprovisionamiento del ejército imperial, por lo que utilizando sus aposentos construyeron el Tambo de Marcavilca y por allí hicieron pasar, sobre los caminos existentes, el Qhapaq Ñan Inca, es decir la Red Vial Inca, Ñan, es camino y Qhapaq, principal, a medida que iban ampliando su territorio, de acuerdo a una política de integración, crecimiento armónico y descentralizado, iban uniendo los pueblos conquistados por una gran red de caminos.  

Diversas personalidades han expresado su admiración por al Qhapaq Ñan Inca, por ejemplo, según el historiador Juan José Vega, el Imperio Incaico trazó la red más amplia de caminos que registra la historia. “Los caminos de ese Imperio fueron mejores que los de la Europa de su tiempo.” Para el francés Michel de Montagne, fueron superiores a todas las obras emprendidas “por Grecia, Roma y Egipto”. Alejandro von Humboldt califica a los caminos incaicos “como la mayor de la humanidad”. Y, Pedro Cieza de León dice que “el camino de los Ingas, tan famoso en estas partes como el que Aníbal hizo por los Alpes, cuando baxó a la Italia, y puede ser tenido éste en más estimación, assi por los grandes aposentos y depósitos que havían en todo él”. 


La red vial Inca o Qhapaq Ñan tenía dos rutas principales: una que corría a lo largo de la Costa y la otra por la Sierra, de las cuales se desprendían una serie de caminos menores que comunicaban a todos los pueblos del Tawantinsuyu y los tenían conservados en muy buen estado. El camino de la Sierra llegaba hasta alturas cercanas a los cinco mil m.s.n.m. y se extendía trepando cerros y bordes de precipicios. En las cuestas empinadas el camino seguía por escalinatas preparadas en las rocas, como el trecho de Jauja a Pachacámac, pasando por el adoratorio de Pariacaca, donde se puede contar hasta mil ochocientos escalones seguidos, a su paso por Cuchimachay, Pirca Pirca, Tambo Real, Nieve Nieve, Huaycán y Pachacámac. Para cruzar los ríos construyeron puentes: unos eran colgantes, amarrados con resistentes fibras de maguey, juncos y bejucos; otros estaban hechos de balsas atadas con sogas; grandes piedras lajas, troncos y pedrones eran utilizados también para cruzar a saltos.
Maravilca, Matahuasi y Yanamuclo tuvieron y tienen el privilegio de que por su suelo pasaba y pasa el Qhapaq Ñan o Camino Principal de los Incas. Ingresando de sur a norte por la parte baja de Paccha sigue, en forma paralela al Huancamayu o río de los Wankas, por el oeste de Chimpamarca, cruza el río Achamayo y sigue por el lado occidental del cementerio del actual Matahuasi, de aquí más o menos a 200 metros hace una curva en dirección del hoy río Mantaro para continuar hacia el norte, allí en plena curva los Incas instalaron un chasquihuasi, continuando el camino cruza la actual calle Amazonas, a una cuadra de las líneas del ferrocarril, de aquí sigue su recorrido hasta cruzar la Lloclla, la estación del Ferrocarril Central, el Huampón y por todo el Sacamochón llegar al Tambo de Marcavilca, de aquí, siempre por el lado oriental del hoy río Mantaro, llegar a Yanamuclo y salir por Casacancha, para continuar y llegar, finalmente, a Xauxa, Cajamarca y Quito.


Los Incas encararon el problema de la comunicación y la transmisión de órdenes y disposiciones a lo largo y ancho del Tawantinsuyu, mediante el Sistema de Chasquis, este mecanismo necesitaba de unas instalaciones llamadas Chasquihuasi, ubicadas en determinados trechos del Qhapaq Ñan, eran unos lugares de encuentro, descanso e intercambio de mensajes que los chasquis llevaban como miembros del Correo Inca. Uno de esos establecimientos estuvo más o menos a dos Km. al sur del Tambo de Marcavilca, en un punto de donde se divisa todo el valle, consistía en una rústica casita con dos cuartitos gemelos, en uno se guarecían y esperaban los chasquis que iban de sur a norte y el otro era para los chasquis que iban en sentido contrario, y al encontrarse intercambiaban los mensajes de los cuales eran portadores, una especie de relevo de postas. Garcilaso de la Vega dice, al respecto: Chasqui llamaban a los correos que habían por los caminos, para llevar con brevedad los mandatos del Rey y traer las nuevas y avisos que por sus reinos y provincias hubiese de importancia. Para lo cual tenían en cada cuarto de legua cuatro o seis indios mozos y ligeros, los cuales estaban en dos chozas (Chasquihuasi), para repararse de las inclemencias del cielo. Llevaban los recaudos, ya los de una choza, ya los de la otra, para descubrir los mensajes y apercibirse del recaudo, porque no se perdiese tiempo alguno. Y para esto ponían siempre las chozas en alto, de manera que se viesen las unas de las otras.

Con todos estos atributos el Tambo de Marcavilca, durante el Incario, tuvo gran importancia. Los Incas organizaron los ayllus, mejoraron y perfeccionaron las actividades agrícolas, ganaderas, textiles y alfareras, construyeron los Tambos, el Qhapaq Ñan o Red Vial Inca, a base de puentes y caminos para que el crecimiento fuera armónico y descentralizado, sin que faltase nada,   establecieron el Correo Inca mediante el sistema de Chasquis. He ahí, la importancia del Qhapaq Ñan. De otro lado, en varias ocasiones fue sede del ejército incaico donde, sin duda, tomaron acuerdos y decisiones durante el proceso de conquista de la región, porque Huayna Cápac “Mozo Poderoso” con su ejército estuvo en seis ocasiones en territorio Huanca Xauxa.

Conquista y Virreynato                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          
Según Garcilaso de la Vega, Después de sosegados los Huancas (el Inca) mandó dividir el territorio Huanca en tres parcialidades… La una parte llamaron Sausa y la otra Marcauillca y la tercera Llacsapallanca… luego ordenó que en cada uno de estos pueblos se levantasen Tambos, como cabecera de poblados y lugares de aprovisionamiento y descanso. Lo que se hizo y hasta ahora existen el Tambo de Huancayo, el Tambo de Marcavilca y Xauxa Tambo.

Por su parte, Pedro Cieza de León, dice: El valle estaba dividido en tres parcialidades: al norte, la saya de Hatunxauxa con su cabecera o poblado más importante en Xauxa, la nueva capital, y curaca el señor de Cusixaca; al centro,  la parcialidad de Lurinhuanca con su cabecera o poblado más visible en Maricabilca, y curaca el señor Guacarapora (Guacrapaucar); y al sur Hananhuanca con su capital en Saxapalanga, curaca el señor Alaya.
Así encontraron los españoles el valle de los Huancas y Xauxas. El gran  curaca de la parcialidad de Lurinhuanca, el Apo Manco Guacrapaucar, bautizado con el nombre de Jerónimo, “fue jefe guerrero y administrativo de Lurinhuanca, desde antes de la llegada de los españoles al valle de Jauja y les demostró ser hombre de gran personalidad, bastante conocimiento, prudente, sabio y caritativo”. Guacrapaucar, “Como creyó que los españoles habían llegado para liberarlos del yugo Inca, se convirtió en gran amigo de ellos. Mantuvo a Francisco Pizarro y sus soldados, brindándoles desinteresadamente vitualla abundante, dándoles hombres de carga, de guerra y mujeres escogidas”. Esta “alianza” con los españoles, como llama Waldemar Espinoza, permitió la caída del Tawantinsuyu.

Aquí, precisamente, en el Tambo de Maravilca, el Apo Manco Guacrapaucar, demostró sabiamente en una ocasión, ante la presencia del cronista Pedro Cieza de León, la relación completa de guerreros, productos y demás bienes dados a Francisco Pizarro desde 1532. Cieza de León narra así: “Yo estaba incrédulo de esta cuenta, y aunque lo oía afirmar y tratar, tenía lo más dello por fábula; y estando en la provincia de Xauxa, en lo que llaman Marcavillca, rogué al señor Guacarapora que me hiciese entender la cuenta dicha de tal manera que yo me satisficiese a mi mismo, para estar cierto que era fiel y verdadera. Y luego mandó a sus criados que fuesen por los quipos, y como este señor sea de buen entendimiento y razón para ser indio, con mucho reposo satisfizo a mi demanda. Y me dijo, que para que mejor lo entendiese, que notase que todo lo que por su parte había dado a los españoles desde que entró el gobernador don Francisco Pizarro en el valle, estaba allí sin faltar nada. Y así vi la cuenta del oro, plata, ropa que habían dado, con todo el maíz, ganado y otras cosas, que en verdad yo quedé espantado dello.”

En resumen, el apogeo del Tambo de Maravilca ha sido, pues, durante la  época incaica y durante los primeros años de la conquista. En el Incario por la organización de los ayllus, el perfeccionamiento de las formas de trabajo y aprovechamiento de los recursos, por el establecimiento del Tambo y por la construcción del Qhapaq Ñan o red vial de los Incas; y durante la conquista, cuando se desata la guerra entre hermanos, indios contra indios, es decir los Huancas y Xauxas contra los cusqueños. Los primeros defendiendo a los españoles y los Incas en defensa del Tahuantinsuyo.

En la República
En la actualidad, las plazas principales tanto de Maravilca como de Yanamuclo ya no están a la vera del Qhapaq Ñan, porque la población, en ambos casos, ha crecido hacia el ferrocarril y la carretera central, y esto surge ya entrada la época republicana. Hay un dato importante al respecto, Haciendo reparaciones en la iglesia de Yanamuclo, se ha encontrado un monolito con la siguiente inscripción: “El pueblo de Yanam Uclo Año 1911”. Este año debe aludir a la fecha en que se terminó de construir la iglesia y el establecimiento de la actual plaza. La piedra muy bien conservada se encuentra en la residencia “Gregoria” de propiedad del Prof. Basilio Torres Durán.  


Por último. ¿Cuándo deja de llamarse Tambo de Maravilca? Según el Prof. Desiderio Quispe, en 1940, cuando se realiza el censo nacional de ese año, en la clasificación de los centros poblados de Matahuasi se le asigna sólo el  nombre de Maravilca. Ese mismo año se crea la escuela Nº 5095, en cuya Resolución se dice solamente Maravilca. Desde entonces se dejó de pronunciar el histórico nombre de EL TAMBO DE MARAVILCA.

¿Qué hacer ahora? La importancia de estos restos arqueológicos nos impele a plantear su restauración. Es necesario que la población entienda y haga conciencia de la joya que tiene escondida en el Tambo de Marcavilca y el Qhapaq Ñan que por él pasa. Si esto se pone en valor podría ser un recurso de atracción turística de primer orden, que serviría incuestionablemente para el progreso y desarrollo del Centro Poblado de Maravilca. Aquí tiene que intervenir el ministerio de Cultura, porque es necesario excavar para encontrar los cimientos del sitio ceremonial, de los aposentos y demás compartimientos de que constaba y declarar de necesidad pública su restauración, entonces podrá ser un gran centro de atracción que se sumará a los demás atractivos turísticos del Valle del Mantaro.

El Tambo de Maravilca, 27 de enero del 2014.

CPP. Lope Yupanqui Callegari

NOTA: El Centro Poblado de Maravilca pertenece al distrito de Matahuasi, Provincia de Concepción, Departamento de Junín, ubicado en el corazón del Valle del Mantaro.


NOTA APARTE.- Según Luis Cáceres Núñez, en 1968, por gestión de los  señores Andrés Antezana Sánchez y Herminio Chuquillanqui se consiguió para Maravilca un lote de libros, máquinas de escribir, equipos de sonido y un proyector de películas. Andrés Antezana, natural de Maravilca, fue el primer alcalde del distrito limeño de Villa María del Triunfo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario