Morococha
y el valle de Tambo
Acabamos de regresar de un viaje a la
ciudad de Huancayo. La estada en la “Incontrastable” fue, como siempre, muy
placentera: su clima, poca lluvia ya en este mes y bastante sol, los alimentos
sanos y frescos, todo es agradable; sin embargo, en el centro de la ciudad se
soporta el intenso y desordenado tránsito vehicular, que se complica en las calles
angostas que casi no tienen veredas o son muy estrechas para los transeúntes.
Huancayo, igual que Lima, ha crecido repentinamente y sin proyección al futuro.
El
viaje por la Carretera Central también resulta cómodo cuando no hay
interrupciones, como en esta oportunidad, pero dos sentimientos surgen al contemplar
el panorama; por un lado, de agrado y felicidad ante la presencia de un hermosísimo
paisaje que sorprende e invita a admirar la belleza de la naturaleza, a lo
largo del trayecto de la sierra a la costa, a pesar de que la vía central ya
está colapsada y tomada por los vehículos de carga pesada, sin que las
autoridades competentes se preocupen por abrir el túnel Trasandino u otra vía
alterna.
Y, por otro lado, un
sentimiento de amargura y tristeza, al constatar la contaminación de las aguas
y del medio ambiente en general por la acción corrosiva de la actividad minera,
por ejemplo, Morococha, convertida en un territorio desolado, donde sólo se
puede ver huecos y montones de tierra, donde otrora estaba la ciudad con todos
sus servicios, y los campamentos en hileras, y las torres de las “winchas” por
donde se descendía a los socavones a extraer el mineral, no había extracción a
tajo abierto.
Cuánta
razón tienen los pueblos arequipeños del valle de Tambo de defender sus aguas y
su floreciente agricultura y decir NO a la mina, NO al proyecto Tía María sin
el consentimiento de sus pobladores, de los que allí viven y vivirán sus hijos
y sus nietos… Para que esos hermosos parajes no se conviertan en lugares como
Morococha, o como el río Mantaro, o como Cerro de Pasco o Huancavelica donde se
extrae minerales desde comienzos del siglo pasado y, paradójicamente, son los
departamentos con mayor pobreza y mayor pobreza extrema.
El
Perú no sólo tiene minerales, también es un país agrícola y ganadero, tiene
recursos marinos, bosques, petroquímica, en fin, es un país que se caracteriza
por tener todo tipo de riquezas, el turismo es otro factor extraordinario de
desarrollo, lo que hace falta es que haya un gobierno con plena autonomía que
piense en el Perú y que el Estado peruano soberanamente administre sus recursos
naturales en beneficio del país y sus habitantes y no como ahora que los
gobiernos permiten que nuestras riquezas se las lleven las empresas
transnacionales sin pagar impuestos y otras prebendas y se enriquezcan impunemente
los políticos corruptos. ¿Algún día el Perú será reivindicado?
.
Lima, 16 de abril de 2015.
CPP. Lope Yupanqui Callegari
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