ECO ANDINO Revista de Cultura / Lima, 26 de setiembre de 2014.
EL PROBLEMA DEL PERÚ
ES DE GOBIERNO
El Perú tiene de todo, salvo alguna excepción, bosques, animales,
minerales, petróleo, gas, riqueza hídrica y abundancia de recursos marinos,
entre otros; esto nadie lo discute, pero entonces, ¿por qué no sale de su
atraso? Ya vamos a cumplir doscientos años de vida republicana y seguimos
siendo un país subdesarrollado, mientras que hay países que en mucho menor
tiempo han salido de su condición de tercermundista. ¿Dónde está el problema? El
problema está en el gobierno. El Perú no ha tenido hasta ahora un grupo humano
que fuera capaz de articular un proyecto nacional y gobernar mirando hacia el
Perú profundo, donde se encuentra la verdadera peruanidad, un grupo de hombres
que administre los ingentes recursos que tiene haciendo posible su desarrollo y
el bienestar de los peruanos.
Hagamos un poco de historia, cuando se inicia la República en 1821, el
Perú no alcanzó una independencia plena, sólo dejó de depender de España,
mientras que las viejas estructuras de dominación de las grandes mayorías quedaron
intactas, los primeros gobernantes de la República no hicieron nada por el cambio. En 1836
– 39, peruanos como Agustín Gamarra y
Ramón Castilla, entre otros, se unieron al ejército chileno para poner fin al
intento de formar la
Confederación Perú Boliviana. En 1879, después de la Guerra con Chile, a causa
de la traición de los propios peruanos, jefes y gobernantes, el Perú perdió
Arica y Tarapacá, además del cuantioso robo de todo lo más valioso que teníamos,
los gobiernos siguientes ¿por qué no pensaron en recuperar esos territorios
peruanos hoy ocupados por Chile? Al contrario, en 1895, el traidor Nicolás de
Piérola, con la ayuda de Chile, se sublevó contra el Héroe de la Resistencia Andrés
Avelino Cáceres, se erigió presidente, el pueblo lo aceptó y se evitó el
plebiscito que debía realizarse de acuerdo al nefasto Tratado de Ancón. En
1929, el gobierno de Augusto B. Leguía no tuvo la entereza de defender y
recuperar por lo menos Arica; y en 1939 fue elegido presidente Manuel Prado
Ugarteche, hijo del traidor Mariano Ignacio Prado que huyó del país en plena
Guerra. Hasta aquí y aun hasta la década del 60 ningún gobierno hizo algo para
revertir la situación del Perú.
En 1968, el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada presidido por el
general Juan Velasco Alvarado inició una serie de reformas que pudieron haber
favorecido al pueblo peruano, pero al poco tiempo fue traicionado por el golpe
militar de Francisco Morales Bermúdez, con el beneplácito de Chile, con lo que
vino el desmontaje de todo lo avanzado. A partir del 2001, el gobierno de
Alejandro Toledo que debió de restituir la Constitución de 1979,
procesar y condenar a cadena perpetua a Fujimori y Montesinos, apresar a todos
los militares y civiles que colaboraron con el gobierno que robó y cometió
delitos de lesa humanidad durante la década del 90, así como debió proscribir
al partido y familiares de ese “gobernante” por lo menos unos veinte años, y cancelar
todo lo malo que hicieron en esos diez años, Toledo, ni los siguientes
presidentes, desgraciadamente, no hicieron nada de eso; y el 2006 volvió Alan
García Pérez, a pesar de que su primer gobierno produjo la inflación más alta
de la historia del Perú y que propició el surgimiento del fujimorato, sólo un
pueblo desmemoriado pudo haberlo permitido, y ese segundo alanismo cómo
terminó, en un escándalo mayúsculo de corrupción y los llamados narcoindultos.
Y el gobierno de turno actual, parece que no gobernara el presidente Ollanta
Humala, sino el poder fáctico constituido por los grandes empresarios y el
ministro de Economía en medio de una corrupción escandalosa de la que no se
salva ningún estamento del Estado y cada vez en aumento.
Los poderes legislativo y judicial por demás
desprestigiados. Medidas a favor del pueblo, ninguna, salvo el programa de
asistencialismo. El Congreso, cuyos integrantes dicen que son representantes
del pueblo, no representan sino a los empresarios que financian sus campañas y luego
se dedican a toda clase de fechorías, menos a legislar ni a favor del pueblo ni
a fiscalizar los desmanes del poder ejecutivo, o si no veamos si hay alguna ley
que favorezca a las comunidades campesinas y nativas, si hay alguna condena a
las empresas que envenenan los ríos, los pastos y el medio ambiente, ejemplo el
río Mantaro, o si se preocupan por aumentar el sueldo mínimo vital, nada de
eso, pero sí dan leyes, a veces entre gallos y media noche, que favorecen más a
las empresas transnacionales, que actúan sólo por sus intereses, para
enriquecerse a costa de nuestros recursos naturales y del trabajo del pueblo.
Por eso decimos que el
problema del Perú está en el gobierno. Cuando tengamos un gobierno que sea
independiente y soberano, que mire más al Perú y menos a Estados Unidos y
Europa y, lejos de la corrupción, piense en el bienestar de sus connacionales, como
lo hacen todos los gobiernos del mundo, y administre honradamente sus
cuantiosos recursos, entonces, y sólo entonces, podremos empezar a cambiar y
trabajar por el desarrollo del Perú, de lo contrario, seguiremos igual y cada
vez peor.
CPP. Lope Yupanqui Callegari
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