lunes, 7 de abril de 2014

A los 101 años murió don Eduardo Mendoza

papa.jpgGratitud es el sentimiento de estima a quien hace algún bien, y cuando el bien es para un pueblo o para la nación, la gratitud se convierte en un sentimiento colectivo, general. Concepción y la región central, particularmente, deben expresar en estos momentos inmensa gratitud para el mayor Eduardo Mendoza Meléndez por toda su esclarecedora obra histórica a favor de su pueblo y del país. Esta revista, que siempre acogió con agrado sus señeros aportes, trata de expresar en estas líneas lo que nos corresponde por haber sido el más ilustre de nuestros colaboradores.

El último 15 de marzo, a la edad de 101 años, falleció en la Capital el mayor Eduardo Néstor Mendoza Meléndez. Este militar e historiador, que siempre será el referente principal para conocer la historia y las costumbres del centro del país, nació en la ciudad de Concepción, departamento de Junín, sus padres fueron don Eduardo Mendoza Villafuerte y doña Margarita Meléndez Lazo. Hizo sus primeros estudios en su tierra natal, la secundaria en el Colegio Nacional “Nuestra Señora de Guadalupe” de Lima; en 1931, ingresó a la Escuela Militar de Chorrillos de donde egresó con el grato de subteniente de Infantería, integrando la promoción “Cahuide”.

En 1944 contrajo matrimonio con la señorita Zoila Beoutis Joffré, fruto de esta feliz unión nacieron sus hijos Miguel Ángel, Martha, Flor de María y Zoila, más varios sobrinos que vivieron bajo el afecto y protección paternal de Eduardo y Zoila quienes, gracias a la rectitud del militar y la dulzura de la educadora, lograron constituir un núcleo familiar muy sólido y ejemplar. En los últimos años fuimos testigos de cuan positiva era la influencia de don Eduardo, lo que se manifestaba en unas reuniones muy sobrias en las fechas clásicas, como los cumpleaños por ejemplo, en las que se juntaba una numerosa familia compuesta por papá y mamá, los hijos, nietos, yernos, nueras, primos, tíos y demás colaterales y amigos, llegados algunos desde el extranjero, con la única intención de expresar su cariño y mantener la unión familiar, valores inculcados por los padres. 

Destacado como buen profesional, sirvió en el Ejército del Perú en las guarniciones de Lima, Lambayeque, Tumbes, Arequipa, Huancané, Puno, Talara, Cusco y en todas las fronteras del país, inclusive dos años en la Cordillera del Cóndor, en el Cenepa y Alto Santiago, en el batallón “Callao” Nº 25.

Fue condecorado por el Ejército con la Orden Militar de Ayacucho en los grados de Caballero, Oficial y Comendador, por los servicios prestados durante 34 años ininterrumpidamente; condecorado por la Orden de la Legión Mariscal Cáceres, en el grado de Comendador, por haber escrito la obra histórica “La Campaña de la Breña”; recibió la Medalla de Honor del Concejo Provincial de Concepción, en gratitud por haber llevado a varios héroes del pueblo a la Cripta de los Héroes de la Guerra del Pacífico y haber escrito la historia de las Heroínas Toledo en su libro “La Independencia”; medalla de honor del Colegio “Heroínas Toledo” del Callao, por haber publicado la historia de sus patronas; distinguido por la Academia Argentina de Historia por su incorporación como Académico; Miembro de Número del Centro de Estudios Histórico Militares del Perú, institución que en 1981 le otorgó premio especial por su obra “Historia de la Campaña de la Breña” y distinción por su “Eficiente dedicación al cultivo de la Historia”; Miembro de la Benemérita Sociedad Fundadores de la Independencia, Vencedores del 2 de Mayo de 1866 y Defensores Calificados de la Patria, por haber publicado el libro “La Independencia” que contiene la historia de héroes y próceres y de las Heroínas Toledo.

En 1982 fue designado por el Centro de Estudios Histórico Militares del Perú para representar a su presidente como miembro de la Comisión Nacional de Celebraciones del Sesquicentenario del Natalicio del Mariscal Andrés Avelino Cáceres. Fue llamado también para integrar la Comisión Permanente de Historia del Ejército. Su principal obra, “La Campaña de la Breña”, fue publicada en 1981 la primera edición, en 1983 la segunda, y en 1993 la tercera en dos tomos; en 1999 apareció su libro “La Independencia”; y en 2005, las “Memorias sobre la Resistencia de la Breña” del Teniente Coronel Ambrosio Salazar y Márquez.

Es importante destacar su aporte al conocimiento histórico, porque “La Campaña de la Breña” constituye un documento esclarecedor de primer orden, basado en documentos oficiales, escritos inéditos, testimonios de sobrevivientes de la Guerra con Chile y otras personalidades, y una investigación bibliográfica especializada. Este libro fue la principal guía de la Comisión Nacional del Centenario de la Campaña de la Breña, por eso fue llamado a integrar dicha Comisión, con la que realizó en 1982 el recorrido que hizo el Héroe durante la Campaña de la Breña, desde Ayacucho hasta Huamachuco, en el desarrollo de la Contraofensiva del Ejército del Centro. Influyó también en la Comisión del Centenario del Combate de Concepción que él presidió con éxito y, después, en la formación del Club Provincial Concepción, en 1983. No es casual por eso que, desde entonces, esta institución conmemora con gran civismo la gesta de Cáceres del 9 y 10 de julio de 1882, todos los años en el parque denominado “9 de Julio” de San Borja.

Joven aún, por los años 50, fue miembro del Comité Ejecutivo Pro Provincia de Concepción, que presidió el Dr. Nemesio Rodríguez Arauco, cuya acción fue decisiva para la creación de la Provincia, el 30 de noviembre de 1951. Contribuyó en las gestiones para la instalación del agua y desagüe en la ciudad y alrededores de Concepción, en las gestiones ante el ministerio de Fomento y Obras Públicas para la instalación de la planta de generación de energía eléctrica cerca del puente Balsas, en la ampliación de los jirones 9 de Julio, Agricultura y Bolognesi hasta la Alameda, la reparación de la cúpula de la iglesia matriz y otras.

Como Presidente de la Comisión del Centenario del Combate de Concepción contribuyó en la reconstrucción del parque principal, llevó los fierros para el enrejado de los jardines del mismo, hizo colocar en la alameda De los Héroes un mástil de fierro con pararrayos y una bandera de izar de 10 X 5 metros, consiguió del Ejército Peruano la donación de la efigie de cuerpo entero del Mariscal Andrés Avelino Cáceres para el Monumento que en su honor se construyó en el óvalo de la avenida que lleva su nombre con la Carretera Central, hizo que se trasladaran a la Cripta de los Héroes de la Guerra del Pacífico los restos de los héroes Ambrosio Salazar y Márquez, Teodoro Peñaloza Arauco, Juan Enrique Valladares y de la heroína Leonor Ordóñez y, finalmente, inició las gestiones para que las heroínas Toledo y los mártires Paulino Monge y Bonifacio Pando fueran reconocidos como Próceres de la Independencia, entre otras tantas obras de bien.

No es poco, entonces, lo hecho por Don Eduardo Mendoza, quien en sus tertulias siempre decía con satisfacción que todo lo hacía “por mi pueblo” demostrando, con lo cual, su acendrado amor al terruño. Por todo lo dicho y otras virtudes inherentes a su personalidad, don Eduardo, ferviente admirador del Mariscal Andrés Avelino Cáceres y de Ambrosio Salazar, vivirá en el corazón de su pueblo, cuyas glorias supo contar, y en el corazón de todos los peruanos.

CPP. Lope Yupanqui Callegari
Past Presidente del Club Departamental Junín



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