Recordando
a un gran isabelino
Rodrigo
Salomón Espinoza Acosta nació el 13 de marzo de 1940 en la ciudad de
Huancayo, Junín. Fue el segundo de siete hermanos. Cursó sus estudios escolares
en la Gran Unidad Escolar Santa Isabel de Huancayo. Luego decidió estudiar
medicina, ingresando a la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco,
luego se trasladó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, UNMSM,
concluyendo en la Facultad de Medicina en 1967.
Realizó estudios de especialidad en Cirugía
Oncológica en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (1968-1972); de
Cirugía General en la UNMSM (1983) y de Gastroenterología en la UNMSM (1985).
Asimismo, fue becario del Gobierno del Japón, cursando estudios de post grado
en el Early Gastric Detection Cancer Institute y Gastric Cancer Detection of
National Cancer Center, en Tokyo, Japón (1973 y 1975), respectivamente. Obtuvo
el grado académico de Doctor en Medicina por la UNMSM en 1990.
Dentro de su actividad profesional, fue
Jefe del Centro Detector de Cáncer en el distrito de Comas, de la Liga Peruana de Lucha Contra el
Cáncer (1972 – 1975) y Jefe del Centro Detector de Cáncer del distrito de Lince
(1975 – 1978). A su vez, en 1975 incursionó en la docencia en la Facultad de
Medicina de la UNMSM; donde impartió clases de pregrado y postgrado por más de
38 años continuos, cesando en 2014.
En 1976 ingresó al Servicio de
Gastroenterología del Hospital Nacional Arzobispo Loayza, prestando servicios
por más de 43 años, hasta el 2010, año en el que cesó por límite de edad al
cumplir 70 años; no obstante continuó participando en las labores de dicha
unidad de manera independiente y a través de la UNMSM. Durante tal periodo fue
cofundador del Centro de Endoscopia Digestiva (1977), gestionado e implementado
con el apoyo de la Agencia de Cooperación Técnica del Japón-JICA y fue Jefe de
la Unidad de Detección y Tratamiento de Cáncer Gástrico del referido hospital.
Ha sido impulsor y promotor de la prevención
y detección temprana del cáncer, en el Hospital A. Loayza y en la UNMSM. En
esta última, fue el gestor de la creación del Preventorio de Cáncer de Aparato
Digestivo en la Facultad de Medicina, para un mayor involucramiento de los
estudiantes de medicina en dicha labor así como hacer más accesible la
actividad de detección y tratamiento en la población. Este proyecto se
materializó en el 2012, estando a su cargo, el cual va de la mano con el
trabajo que desarrolla el personal médico del Servicio de Gastroenterología del
Hospital A. Loayza. En este nosocomio, en el 2014 se implementó, a su vez, el
Preventorio de Cáncer de Aparato Digestivo que lleva su nombre. Ha sido miembro
activo de la Sociedad Peruana de Cancerología y de la Sociedad de Gastroenterología
del Perú.
En otra faceta de su vida, Rodrigo fue uno
de los iniciadores de la loable tarea de reunir a los ex alumnos isabelinos residentes
en Lima, lo cual se logró en octubre de 1984, y deseando organizar y formalizar
la institucionalización de la Asociación Isabelina abrió un libro de
asociados, encargándose personalmente de ir de casa en casa haciendo firmar el libro
padrón correspondiente.
Su desbordante entusiasmo condujo a la formación de un subgrupo
conformado por integrantes de la promoción 1956 "Edad de Oro
Isabelina", a la que pertenecía, promoción de la que fue presidente
durante largos años y como tal promovió una visita masiva a Huancayo en
noviembre de ese año para rendir homenaje al Colegio. En esa oportunidad
se prometió conseguir un trato especial para que los dos primeros alumnos del Colegio
“Santa Isabel” pudiesen postular en su calidad de tales a la UNI, que hasta ese
entonces no era posible. Esta promesa llegó a cristalizarse,
contando con el apoyo del Dr. Casio Oré, otro miembro de la misma promoción.
El 2006, cuando se cumplió las “Bodas de Oro” de la promoción 56, motivó
a todos sus integrantes para preparar un hermoso y útil regalo a la GUESI, con
motivo del 154º aniversario de su funcionamiento. Un equipo o tópico para
surtir la posta de salud del plantel. Este obsequio es de lejos el mejor
que haya hecho promoción alguna al Alma Mater, gracias al incansable empeño de
Rodrigo Espinoza y a un equipo que le obedecía, guiados por el irrenunciable
espíritu isabelino.
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